
SUSPIROS
Suspiros cuando entonó las canciones románticas más lindas de su repertorio, las canciones que traen recuerdos de amores perdidos u olvidados, «para conquistarme, para seducirme, para enamorarme, vas causando efecto... y que para verte tenga mil excusas, haz encadenado todos mis sentidos.. si preferimos comernos a besos», cantaba Chayanne, acompañado por un coro de mujeres de todas las edades, rubias, morenas, pelirrojas, de acá y de otras latitudes, desconocidas entre sí pero que se unieron en un solo grito, y en alguna lágrima de emoción.
«Y si nos quedara poco tiempo, y si mañana acaban nuestros días, y si no te dije suficiente y si no pudiera hacerte más el amor?», cantó más tarde, recordando que la vida es corta y que, en los asuntos del corazón, siempre hay que ir adelante. Y otra para la emoción: «Sin ti me he dado cuenta que no renaceré... mi mente, mi cuerpo y mi alma ya no tienen conexión... y dejas en pedazos este corazón». Y acá el sayo te cabe a vos. O a mí.
DELIRIO
Cuando se apagaron las luces, a las 21:50 horas y el artista apareció en el escenario bajo la pantalla luminosa que rezaba «No hay imposibles» -nombre de su gira-, estalló el estadio. Un solo griterío, mezclado con aplausos y con los más dulces y atrevidos piropos, retumbaron en el Racing. Chayanne empezó su show desafiando con «Provocame», uno de sus éxitos. Vestido con pantalón y remera negra, y una campera negra bordada, no paró de sonreir.
Antes de la tercera canción «Un siglo sin ti», saludó al público de Trelew: «Estamos acá para hacer lo que ustedes quieran», dijo el artista, mientras todas, hermanadas, subían de tono aquellos piropos inofensivos y los gritos.
A full, filmadoras y cámaras fotográficas, todas enfocando al artista. Pañuelitos, flores, ropa interior, cadenitas y un gigantesco peluche verde -que llegó luego de pasar por varias manos-, se vieron en el escenario. Vinchitas, gorritos, sombreros, aplaudidores azules que obsequió el Municipio de Trelew, iluminadores fosforescentes, largavistas, posters. Fetiches para vibrar con el artista.
A la hora del baile cantó «Salomé», «Baila morena», «Caprichosa», «Y tú te vas», «Guajira», «Me enamoré de tí», y un popurrí de «palo palo palo bonito...» y otras movedizas.
SE BAJO DEL ESCENARIO
Uno de los momentos de mayor delirio, sin duda, lo generó el propio Chayanne cuando decidió bajar del escenario luego de entonar un popurrí. Lo hizo hacia el sector de la bardas para saludar al público.
El boricua interactuó con el público, habló en reiteradas ocasiones (sus palabras eran interrumpidas por gritos) y contó, entre otras cosas, que su nueva canción «Me enamoré de ti» la dedicó a todas las personas enamoradas: de la vida, de la familia, de sus padres, hermanos, novios, novias, mascotas.
ANTES Y DESPUES
Las más de 10 mil personas se congregaron desde horas tempranas, principalmente las chicas de las populares, que pusieron el toque de diversión en la espera. Al grito de «pollerudo» a cuanto representante del sexo masculino vieran cerca, las chicas no pararon de cantar y reírse y luego, emocionarse con el ídolo.
Micros y trafics que trasladaron a mujeres de otras ciudades de la provincia estuvieron en cercanías del predio. El tráfico fue intenso antes y después, pero no se generaron inconvenientes.
Chayanne se cambió cuatro veces de ropa, sus bailarines -hombres y mujeres- complementaron un show lleno de colorido, luces y brillo. Sus músicos, encantadores. Fue su novena presentación en el país, la única en la Patagonia, no hubo play back ni voz fallida, ni mal sonido; fue un recital extenso e invitó a la encargada de su catering a que disfrute de su show en primera fila (Gabriela, de Leonardo Primero), entre otras emociones de esa linda noche.
Dejó esa sensación que dice el estribillo de una de sus canciones, la de haber llegado desde otro mundo... «tu bajaste desde el cielo... Chayanne».
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